Saber manejar la ansiedad y el estrés
de un grupo de jugadores durante un proceso decisivo o frente a la
cercanía de un evento específico es una de las grandes tareas y uno
de los trabajos principales de cualquier preparador, bien sea a nivel
de liderazgo o bien como colaborador en esta función.
Cuando el jugador se enfrenta al
momento de la práctica tras la preparación será cuando se vea si
el planteamiento ha sido fructífero, pero a lo largo de esa
preparación se podrían realizar muchas acciones para beneficiar el
rendimiento en la competición.
Nos disponemos a apuntar algunas de las
menos trabajadas, aunque parten de cuestiones bien conocidas. Por un
lado tenemos la importancia de la comunicación desde el emisor
principal o desde los ayudantes más cercanos; y por otro, la
preparación individual desde las rutinas de cada uno de los miembros
del equipo.
En ambas cuestiones nos vamos a centrar
en cómo una persona, en este caso un deportista o un entrenador,
primero van a percibir y por otro se van a preparar. No se trata de
lo único que podríamos indicar como importante, pero sí creemos
que puede ser un punto de mejora reseñable.
Comencemos con la comunicación desde
el emisor principal, el entrenador. El entrenador sabe lo que quiere
decir, sabe lo que tiene que decir, ¿pero sabe cómo percibe cada
uno de sus jugadores su mensaje?. Analizar este aspecto podría
ayudar tanto a mejorar la eficacia y la eficiencia de los mensajes
como a comprender qué tipo de mensaje se adapta mejor a cada
jugador. Ayudaría también al entrenador a analizar las respuestas
de sus jugadores y a no caer en grandes errores de interpretación en
relación a los motivos por los que no siguen sus indicaciones.
En segundo lugar tenemos la preparación
a través de rutinas individualizadas para cada uno de los miembros
del equipo (jugadores pero también para cada uno de los
preparadores).
Sabemos que se emplean rutinas
individuales de preparación previas a los partidos en competiciones
tan importantes como la NBA, y en ellas se pueden incluir tareas de
preparación mental. Este tipo de cuestiones podrán mejorar las
habilidades de afrontamiento de los deportistas tanto para manejar su
ansiedad y el estrés competitivo como en aquellos momentos en los
que la carga informativa y el estrés situacional sean grandes.
Todos sabemos que cómo llega cada
mensaje a cada uno de nosotros va a depender de multitud de factores;
y también sabemos que nuestra capacidad atencional mientras
realizamos tareas importantes y cargadas de significados es limitada.
Por ello, añadamos tareas que completen esas áreas que afectan al
rendimiento y que podrían ser una de las claves que nos ayuden a
estar más cerca de nuestros objetivos.
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