El proceso de atención psicológica a
una persona que la requiere puede adoptar muchas formas. Realmente
hay modelos, teorías, escuelas y procedimientos para todos los
gustos.
Desde nuestro punto de vista, y
aprovechando el concepto de entrenamiento, el proceso de cambio o de
mejora, podría llevarse a cabo siguiendo una serie de fases que se
irán repitiendo de forma cíclica hasta que se dé por superado el
evento o la persona haya alcanzado su objetivo.
Primero, la persona que solicita
atención psicológica debe de haber percibido que algo dentro de
ella no está bien. No tiene por qué saber qué es lo que le está
pasando, qué emociones la embargan o cuáles son sus preocupaciones
más intensas; pero sí se da cuenta de que no es capaz de soltar un
peso que la oprime. En ese caso, y cuando se sienta preparada,
decidirá solicitar atención psicológica.
El terapeuta preguntará acerca de
cuestiones importantes para esa persona en concreto tratando de
ampliar su punto de vista acerca del evento o eventos en conflicto.
Lo ideal será que la persona logre
poner en cuestión aquello que considera verdad o cierto para que
pueda percibir matices en sus realidades.
Desde nuestro punto de vista, cuando
esto suceda, cuando haya logrado cuestionarse a sí misma y/o sobre
aquello que considera verdad; en ese momento, podríamos continuar
con nuevas preguntas tratando de que indague un poco más. El
procedimiento se repetiría un par de veces y después deberíamos de
dejar “descansar” a esta persona para que asiente esos nuevos
puntos de vista, para que pueda decidir acerca de ellos,
incorporarlos o no.
Una vez asentados, volvería a
solicitar atención para seguir avanzando.
Comentarios